La entrada a Madryn es una puerta en la meseta que se abre para descubrir un mundo fascinante. Un mar teñido de muchos verdes, ballenas alegres que juguetean con los anhelosos turistas, tierras agrestes amarronadas y hospitalarias y a eso , que no es poco, debemos sumarle una ciudad excelentemente diseñada con una gastronomía de autor.
Emociona ver banderas argentinas, un poco desflecadas por los vientos, ondeando sobre las agrestes costas